09 junio 2013

¿MAGIA O MEDICINA?.........PARTE V



 ¿Magia o Medicina.......................Parte V

    Medicina Hebrea antigua




        Para   estudiar   las  relaciones del pueblo hebreo con  la

enfermedad tenemos que echar mano inexcusablemente de los testimonios

escritos del Antiguo Testamento (del  X al  II  a.C., y  del  Nuevo

Testamento(siglos  I  y  II d.C)  y el Talmud (siglos II al IV d.C.)


    Antiguo Testamento:

    Al igual que los mesopotámicos creían que  la  enfermedad  estaba

relacionada directamente con  un  castigo divino,  y venía a ser como

la manifestación externa del pecado. De la medicina asirio-babilónica

heredaron la  práctica del  aislamiento de los impuros, y de alguna

forma, la dedicación del sábado al descanso (un día de cada siete):

curiosamente, y por temor al maligno Séptimo Espíritu, los Médicos de

Mesopotamia, no actuaban en los días divisibles por siete.

 
    Entre   ambos   pueblos,  a   pesar  de  esto,  había   notables

diferencias.  Los semitas, admitían una causa sobrenatural para las

enfermedades pero no creían en la influencia  de los malos espíritus

o  demonios. Jehová era el único administrador de la salud individual

y colectiva.

continua..........

 


    El  concepto  de  contagio presente en ambas culturas, era

diferente, para  los hebreos no representaba un traslado del espíritu

maligno de un enfermo al sano, sino un signo de impureza espiritual

por haber estado en contacto con el enfermo castigado por Dios.

 
    El concepto de contagio tiene un carácter simbólico y religioso:

el alejamiento de todo lo que contamina al hombre y encarna la idea

de pecado. Hay varias citas  en Antiguo Testamento que relacionan una

u otra forma de pecado con la enfermedad.

 

    “”El Hijo de David y Betsabé enfermó gravemente y murió a causa
 

del pecado de adulterio de sus padres””.

    “”Los hermanos Moisés, María y Aarón, que fueron castigados con
 

una enfermedad de la piel por murmurar contra Moisés””.

 
     Pero si hay que resaltar que al aspecto punible de la enfermedad,

se le añaden otros significados de carácter constructivo espiritual,

de obtención del perdón, de alabanza a Dios, convirtiéndose la

enfermedad de esta forma  en  una experiencia que rebaja el orgullo

del hombre y le acerca a su  propia debilidad.

 
    En cuanto a las enfermedades que los hebreos padecían por aquellos

tiempos, son numerosas en la Biblia, donde podemos verlas sobre todo

en el  Levítico, las menciones a la Lepra, una enfermedad muy temida

por miedo al contagio, aunque se confundía frecuentemente con otros

procesos como  psoriasis,  diferentes tiñas o sífilis, fácilmente

confundibles por aquel entonces.

 
    A lo largo de los textos bíblicos se relatan otras enfermedades

que son muy bien apuntadas por el Dr. Raúl García Pérez  en  los

artículos de la serie la Historia de la Enfermedad. Se  nos  habla

de  ataques epilépticos o accidentes cerebro vasculares  (“la mano

que había extendido contra él,se le secó y ya no la pudo enderezar”
)

(Reyes I), de Ulcera de Egipto que correspondería a la Leishmaniosis

cutánea o Botón de Oriente, de “carcoma de los huesos” refiriéndose

a la Osteomielitis, de “flujos”  para  definir  las menorragias o

leucorreas, de peste bubónica, tisis y muy variadas enfermedades de

los ojos, desde cataratas a tracomas o diferentes tipos de ceguera.

 
    La mujer puérpera y el fruto de su gestación también se veían

afectados por los mandamientos religiosos. La mujer israelita, que

daba a luz en un taburete circular ayudada por la comadrona, se

convertía en “impura” por el hecho de parir, y más impura aún si

había  alumbrado a  una hembra: “”Cuando una mujer conciba y

tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días…...........

si da a luz a a una niña, durante dos semanas será impura””
.

 
    Los aspectos patológicos de carácter sexual también estaban

contemplados en los textos bíblicos que incurren una y otra vez  en

señalar la  impureza que causan las enfermedades: “”el hombre que

padece flujo seminal es impuro a causa del flujo….y quien toque

el lecho..quien se siente sobre un mueble...quien toque el cuerpo

del que padece flujo…..lavará sus vestidos””
.


    Los  Médicos,  según  el  Antiguo  Testamento debían pertenecer

a  la tribu sacerdotal de los Levitas y, bien porque el diagnóstico

se basase exclusivamente en la inspección o por otras razones de

componente religioso, no podían tratar a los enfermos en las

habitaciones oscuras o al anochecer o  en días nublados,  así como

tampoco si tenían insuficiencias visuales.  Entre  los hebreos, los

médicos eran tenidos en gran estima... “” Cuando te sientas enfermo

implora a Dios y busca al Médico, porque los hombres prudentes no

desprecian los remedios de la Tierra.””
.

 
    El libro del Eclesiástico (cap. 38) alaba a los médicos:

...................“”Atiende al médico antes de que lo necesites….

Pues del  Altísimo tiene la ciencia del curar,  y el rey le hace

mercedes.  Hijo mío,  si caes enfermo.....llama al médico porque

el señor lo creo y no lo alejes de ti””
.

 
    Existe en la  Biblia referencia a variados remedios naturales,

como la mandragora, esencias y bálsamos. Son pocas sin embargo las

menciones a  prácticas  quirúrgicas excepción  de  la circuncisión

que  se  practicaba,  como  es  sabido,  más  como  un  motivo

religioso que higiénico. Entre las normas terapéuticas contra las

enfermedades infecciosas, en las que dominaba la idea del contagio,

resaltaba como actitud única el aislamiento del enfermo fuera de

las  ciudades, que  no  solo  se  reservaba  para  los  procesos

cuarentenales,  sino  que  lo sufrían también  algunos  enfermos

afectos de psicosis:””fue echado de entre los hombres…refiriéndose

al  rey  Nabucodonosor  - y comía hierba como los bueyes…
  Si parca

era, la medicina semita en cuanto a  la  terapéutica  farmacológica

y quirúrgica, no lo era  tanto  a  lo  que  hoy  llamamos  Medicina

Preventiva,  que normas en este sentido habíalas y muy numerosas y

bien reguladas. El Deuteronomio ya reseña que “”todo guerrero  debe

llevar, entre sus armas,   una  estaca para cavar una fosa y cubrir

sus excrementos””


 
    Son abundantes los consejos en esta  misma línea de prevención,

y los hay acerca de las relaciones sexuales en cuanto a su frecuencia,

de los baños tras el coito  y  la  menstruación,  de  los  vestidos,

de la vivienda, de las comidas, del lavado antes de ellas, de la

cuarentena y de la fumigación de las casas.


    El Talmud

    Su  texto  está  notablemente  influenciado  por  las  culturas

de  aquellos otros pueblos con los que el judío se vio obligado a

convivir (persas, babilonios, griegos).

 
    Para  los  semitas con  arreglo  al  Talmud, la enfermedad está

causada  por demonios  actuando  a  través  del  mal  de  ojo o  de

la magia,  demonios  a veces especializados en determinados males,

como los que originaban la rabia, la lepra, la locura o el crup.

 
    Sin embargo, cuando asimilaron las teorías helénicas atribuían,

como los griegos, las enfermedades a un desequilibrio de los cuatro

humores orgánicos: flema, sangre, bilis amarilla y bilis negra.

 
    Adquirió importancia   entre  los  hebreos  el examen anatómico

postmortem, tanto de los animales sacrificados a Dios, con objeto de

averiguar si estaban contaminados por gusanos, como los llevados a

cabo en seres humanos.

 
    Se  pensaba  también  que  la  carencia  de  sal  podía producir

enfermedades,  y  que los males que afectaban a la médula espinal

producían parálisis.

 
    Por  otra  parte,  se  prohibía  realizar  la  circuncisión  a

aquellos  niños  con antecedentes familiares de hemofilia.

 
    En  cuanto  a  las  prácticas quirúrgicas se describen técnicas

generales  para tratar  heridas   y   luxaciones,   describiendo el

texto  minuciosamente  algunas intervenciones  muy especializadas y

de  rara  incidencia, como  es  el  ano imperforado,  cuya  técnica

quirúrgica se describe con minuciosidad.

 
    Se describen otras muchas enfermedades como  la rabia del perro

al  delirium  tremens  o  el  yerakon para significar algún caso de

Ictericia o de anemia ferropénica.

 
    Aunque  intervenciones  menores eran practicadas  por  barberos

o  curanderos, el ejercicio médico estaba reservado a los “”rophe””,

médicos cirujanos, existiendo profesionales dedicados exclusivamente

a intervenciones quirúrgicas, “los uman”.

    Sin  embargo  con  el  paso  del  tiempo,   no  perduraron   las

recomendaciones médicas del Talmud que fueron reemplazándose por

otras concepciones donde no se tenía en cuenta el concepto mágico de

enfermedad, que quedaba relegado a nivel de las medicinas populares.


Medicina en el Antiguo Egipto

    Los egipcios nos han legado su doctrina médica en documentos, que

desde  el  siglo XVII hasta el XIII a.d.C, irá escribiendo en extensos

rollos de papiro,  y que conocemos bajo el nombre del egiptólogo que

lo  encontró,  de  quienes  los  adquirieron  o  por  el nombre del

Museo donde  se  encuentran:  Papiro  de  Berlín,  de  Chester  Beatty,

de Carlsberg, de Edwing Smith, de Hearst, de Kahoun, de Londres, de

Rameddeum,  de Ebers, etc, etc…..De todos estos probablemente el más

importante es precisamente el de Ebers, escrito con bellos jeroglíficos

y  dispuesto  en  columnas  que  al  desplegarse revelan los más

importantes  de  la  medicina egipcia y de su máximo exponente: el

divinizado médico Imhotep.
 Papiro de Ebers

    Mucho de lo que se sabe respecto a la medicina egipcia se debe a

la existencia de varios papiros antiguos por medio de los  cuales se

nos  ha  legado su extensa documentación médica tan conocida por los

historiadores: El papiro de Nahum, que trataba sobre las enfermedades

de  la  mujer,  como  curiosidad  contiene incluso un remedio para

un contraceptivo,  para  la elaboración de  un supositorio vaginal

preparado a base de heces de cocodrilo, miel y carbonato de sodio.
Papiro de Edwing Smith

    El papiro de Edwin Smith, adquirido por este egiptólogo en Tebas

en  1862, y que data del siglo XVII a.d.C. es el documento quirúrgico

más antiguo del que se tiene conocimiento,  y por aquel entonces ya

se consideraba antiguo. Sabía  que su contenido era médico pero no

lo publicó. Y fue su  hija,  tras  su  muerte quien  lo regaló a la

Sociedad de Historia de Nueva York. Finalmente fue traducido por el

egiptólogo James Henry Breasted.
 James Henry Breasted

    En el también se describen fracturas, tumores, úlceras abscesos

indicándose  también  su  tratamiento.  A  la  vez  se  recomiendan

exorcismos y encantamientos, y cuando deben de ser pronunciados.

La terapéutica es  conservadora  refiriéndose  a  vendajes, tejidos

absorbentes,  férulas, así como también a aparatos para inmovilizar

fracturas. En las heridas se aplicaban grasa y miel, así como carne

fresca, pero también se menciona el estiércol.

 
    El Papiro de Ebers,   escrito  en  la  primera  mitad del siglo

XVI  a.d.C.  fue adquirido en Egipto por el profesor Georg Ebers en

1873, que es un verdadero tratado de  terapéutica que nos revela la

especial mezcla de magia, religión y ciencia que caracteriza a la

Medicina Egipcia,  ya  que  nos  habla  de  tres tipos de doctores,

médicos, cirujanos y hechiceros o  exorcistas,  y  obviamente  tres

tipos de tratamientos, remedios, operaciones y encantamientos.....Y

también contiene muchas recetas muy antiguas, del 2500 al 3000 adC..

El Papiro de Hearst, que viene a ser un formulario médico práctico;

el Papiro de Londres, que contiene numerosos  encantamientos  y  se

cree que fue escrito hacia el año 3700 a.d.C. durante el reinado de

Husapait de la Iª Dinastía.

 
    Y que es un  auténtico  manual  donde  se  podía  encontrar  la

fisiología,  clínica  y farmacopea conocida en el Egipto de los años

1550 a.d.C, en el reinado de los faraones de la XVIII Dinastía.

 
    En la Odisea, Homero ya nos contaba que en Egipto  los  hombres

son los más hábiles en medicina. Herodoto nos cuenta que los reyes

persas Ciro y Darío tenían a su servicio sólo médicos egipcios, y

que la medicina egipcia estaba muy especializada,habiendo de hecho,

médicos que sólo estudiaban y trataban una enfermedad.

 
    Como en otras  culturas  antiguas,  en  Egipto  prevalecía  la

medicina mágico-religiosa,  en la que el sacerdote es el médico  y

todo el panteón  de  dioses  el  causante de las enfermedades. Los

estados de salud  y de enfermedad  estaban vinculados a los dioses,

en este caso  bajo la hegemonía de Ra, el Dios Solar. El Dios

protector de los Médicos era Horus, el  Dios  Halcón. Y  Seth el

causante de casi todas las enfermedades humanas.
 Horus

    Y claro, los dioses tenían su propio médico,  que era  Thoth.

 
    De ahí viene el porque los médicos egipcios siempre iniciaban

sus  escritos dibujando en sus papiros con el ojo de Horus, (para

implorar  el  favor  divino  en beneficio de sus enfermos).
 Thoth

    Como curiosidad destacar que ese signo fue transformándose en

la edad Media en una R, que se identifica con la voz latina Recipe…

entréguese o más tarde al abandonarse el latín, Dp, despáchese,

como en la receta actual.

 
    Si  algo  caracteriza  a  los  egipcios  es  el  culto  a  la

muerte, de tal forma que esta vida gira en torno a la preparación

para el Más Allá. Su culminación se encontraba  en  el ritual del

embalsamamiento, que debía realizarse con el  objeto  de  que  el

espíritu, el  Ka,  una  especie  de  doble  alma  de  la  persona,

residiera  siempre  en  el  cuerpo embalsamado.

 
    Son pues motivos religiosos y no médicos los que llevan a los

egipcios a realizar la conservación del cadáver, adquiriendo esta

actuación delicadas características ceremoniales en su realización.

 
    No podía faltar el rito de la  apertura  de  la boca, necesario

para recibir la energía necesaria para la resurrección. Sin embargo,

el  complejo  proceso   de  embalsamamiento  no  era  patrimonio de

todas las clases sociales, ya que  los  pobres  no tenían derecho a

ello  (por  ello  se  deduce  que  tampoco la resurrección), siendo

enterrados en la arena del desierto.

 
    En Egipto ni la muerte igualaba a ricos y pobres.
 Imhotep

    Hacia el año 3000 a.C, por los tiempos de la IIIª Dinastía,

aparecen noticias de la existencia  de  Imhotep, el primer gran

Médico del Egipto Antiguo, un médico que llegó a ser Gran Visir y

arquitecto de la Corte del Faraón  Zoser, el cual muchos siglos

después de su muerte fue elevado a  la  categoría de Dios de la

Medicina. Y a partir de aquel día, los pacientes egipcios, dejaron

de estar en manos de divinidades  como  Isis, Osiris y Horus, la

Trinidad de dioses encargados de la salud, para ser atendidos en

sus enfermedades, por dos colectivos sanitarios: los sacerdotes

-magos y los sacerdotes-médicos.
 Osiris

    Ambos ejercían el arte de curar en las perankh,   o  casas  de

la  vida,   de  los  templos,  algo  parecido  a nuestras actuales

Facultades de Medicina y en una de las cuales señala la tradición,

había estudiado el mismo Faraón Ramses IV.
 Isis

    Los médicos formados en estas  perankh  podían,   en  teoría,

aspirar  a  una de las modalidades de ejercicio, sacerdotes-magos,

exorcistas o sacerdotes de la diosa Sekhmet,  que  monopolizaban

prácticamente el ejercicio de la medicina y, claro está, sus más

altas responsabilidades cerca de los faraones; y sacerdotes

-médicos, que se llamaban su-un.
 Sekhmet

    De alguna manera, eran magos y además médicos.

    Estos últimos podían  quedarse  simplemente  como  su-un,  o

alcanzar  la  categoría  de  primer  médico,  inspector  médico,

maestro médico, jefe de médicos, decano de médicos, etc.  Y con

mucha suerte podían optar a ser nombrados médicos palaciegos.

 
    Los médicos egipcios  a  pesar  de  manejar  tantas  vísceras

cadavéricas conocían sin embargo poco de la fisiología del cuerpo

 humano. Tanto es así que creían que el aire entraba por la nariz

y las orejas, conocían la pulsación del corazón  y  pensaban  que

alrededor del ano confluían una  serie  de  canales  en  un  gran

sistema colector, por lo que cobró  importancia  la  limpieza  de

este sistema  por  medio  de  la  lavativa  (al  parecer  invento

egipcio), para que su contenido  no  entrase  retrógradamente  en

otros canales por donde circulaba la sangre, la orina, la lágrima

y el semen.

 
    El origen de las lavativas o enemas es también divino, ya que

los médicos egipcios pensaban  que  el  Dios  Thoth  introducía

frecuentemente su largo pico dentro del ano.


    Los médicos egipcios, trataban las enfermedades con remedios

farmacológicos diversos, pero también recurrían a encantamientos,

plegarias y otros ritos religiosos,  sobre todo cuando había que

extraer a los demonios del cuerpo de los enfermos.

 
    Algunos médicos llegaron a adquirir gran fama, como el caso

de Iry, que obtuvo el título de “el guardián del ano del Rey”,

lo que indica que la superespecialización no es cosa de ahora

sino que ya fue inventada de aquella.


Medicina en la antigua India

    La  Medicina  Clásica  India  o  Ayurveda  que  significa

conocimiento de la vida, incorpora gran cantidad de observaciones

sobre  el  organismo  humano, sus enfermedades  y su tratamiento,

que  relegan  a  un  segundo  término  los elementos  mágicos  y

religiosos  de  la Medicina Antigua,  y  las interpretan mediante

doctrinas racionales, basadas en  gran  parte  en  especulaciones

de carácter filosófico.

 
    El estado de salud y enfermedad para la Medicina Ayurvédica

consistía en la armonía o desequilibrio de tres fuerzas activas

esenciales de  la  vida:  el  aliento  o  aire  (prana), los

humores o bilis (pitta), y la flema o moco (capa), resultando

de su interacción perfectamente reglada, la vida.

 
    Los orígenes de la antigua medicina tradicional india se

encuentran en la colección de textos llamadas Vedas que

significa conocimiento. Textos que fueron aportados por el

pueblo ario, que invadió el valle del Indo procedente del

noroeste, alrededor del año 1500 a.d.C. Posteriormente, la

medicina  ayurvédica  se  ha conservado  en  tres  textos

fundamentales que son los Corpus de Charaka, Sushruta y

Vagbhata
. Parece ser que Charaka escribió proximadamente en

el siglo I d.C. y Sushruta en el siglo IV d.C., pero hay

autores que opinan que pudo ser en fechas mucho más antiguas.

 
    Los médicos hindúes utilizaban tanto procedimientos mágicos

 como racionales para el diagnóstico de las enfermedades.  Los

presagios jugaban  un  papel  muy  importante;  así  como  las

observaciones de la naturaleza,  como  el vuelo de los pájaros

o los sonidos de la naturaleza, algunas significaban una mayor

gravedad. Pero aún así se sometía al enfermo a  un  meticuloso

examen, estudiándose también los esputos, la orina,  las heces

y los vómitos.

 
    Por  ejemplo, la  diabetes se diagnosticaba  por  el  sabor

dulce de la orina, ya que  los  médicos  hindúes  conocían  la

presencia de azúcar en la orina de los  diabéticos  casi  2000

años antes que los médicos europeos.  El pulso fue también  un

importante  elemento  diagnóstico,  estando  perfectamente

clasificado en categorías.

 
    La  terapéutica  de  la  Medicina  Clásica India  era  casi

siempre  sintomática  y  empírica,   y  tendía  a  restablecer

el  equilibrio  vital  mediante  una  farmacopea   muy  extensa

(Charaka describió 500 fármacos  y  Sushruta  cerca  de  700),

compuesta sobre todo  a  base  de   plantas  curativas,  muchas

de las cuales han pasado  a  lo  largo  de  los  siglos,  desde

la medicina hindú a la árabe  y  a  la  europea.  Se  cree  que

más  del  60%  de  las  materias  primas  de  la  farmacopea

moderna ya eran conocidas por los indios.

 
    Por ejemplo la  planta  que  conocemos  como  Rauwolfia

Serpentina
era considerada por los indios como especialmente

activa  frente  al  dolor  de  cabeza,  la  ansiedad  y  las

mordeduras de serpiente.

 
    Asimismo la  Cirugía contó desde muy antiguo con técnicas

e instrumentos  muy  perfeccionados.  Por ejemplo  la Cirugía

plástica europea procede en  buena  parte  de  procedimientos

parecidos implantados por los indios a partir del siglo I a.C.

 
    Por ejemplo,  los  cirujanos  practicaban  a  menudo  las

rinoplastias,  porque  el  castigo  oficial  de  las  mujeres

adúlteras era cortarles la nariz.

 
    Empleaban técnicas quirúrgicas  para  el  labio  leporino,

las hernias y los  cálculos  vesicales,  entre  otras  muchas.

Las cataratas las trataban desplazando  la  lente  opacificada

del ojo por debajo y por fuera de la línea de  visión.

 
    La amputación era una práctica quirúrgica regular.


    La cesárea era una técnica que hacían con gran precisión,

con lo que lograban salvar casi siempre a la madre y al niño.

El trabajo del parto era  bien  conocido,  y  en  los  textos

médicos se incluían incluso instrucciones de  cómo  girar  al

niño con venía con una presentación anormal  hasta  colocarlo

en posición adecuada.

 
    Otro punto importante fue  la  atención  de  los  aspectos

psíquicos. El Yoga es una doctrina que aspira a la  depuración

del hombre, finalidad para la que se  utiliza  una  técnica  a

base de ejercicios  corporales  y  psíquicos  reguladores  del

ritmo del aliento o prana.

 
    Los médicos pertenecían a la casta  sacerdotal  o  de  los

brahmanes,  pero  más  tarde  podían  serlo  también  los

pertenecientes  a  las castas segunda y tercera, siendo todos

ellos conocidos como vaidya.

 
    Según las leyes de Manú, los Médicos podían ser castigados

si  hacían  tratamientos  incorrectos.  De  igual  manera  los

honorarios del Médico estaban asegurados,  pues  si el enfermo

no los  abonaba  sus  bienes  eran  embargados  y  pasaban  al

patrimonio del Médico.

   
    El Médico debía de dominar la Medicina y la Cirugía.

Sushruta escribió:  Solamente  la  unión  de la Medicina y la

Cirugía conduce al médico completo. El  médico  que  no  conoce

una de estas ramas es como un pájaro que solo tiene un ala.

 
    La  influencia  de  la  medicina  clásica  india  ha  sido

decisiva en los demás países del Extremo Oriente Asiático.

Hasta la propia Europa ha llegado dicho influjo desde muy antiguo,

reflejándose a nivel popular en la difusión del Yoga indio.

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